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Resumen:
Las epidemias han acompañado al ser humano desde el
origen de la civilización, claramente desde que
empezó a construir ciudades —y es muy probable
que incluso desde antes—; en este largo recorrido,
las epidemias han influido en la historia humana
en múltiples ocasiones. Es famosa, por ejemplo, la
pesada carga que significó para la ciudad griega de
Atenas la epidemia que la asoló durante su guerra
contra Esparta en el siglo v a. C., y que claramente
fue un factor importante en su posterior derrota,
como lo narra Tucídides en su famoso libro Historia
de la Guerra del Peloponeso. Más cercana a nosotros,
y de enorme importancia en nuestra historia, fue la
epidemia de viruela que asoló a la ciudad de México-
Tenochtitlan durante los meses de octubre a
noviembre de 1520 y que aniquiló a poco más del
50 % de la población; incluso el Huey Tlatoani Cuitláhuac
murió a causa de dicha epidemia en noviembre,
después de haber derrotado y hecho huir a las
tropas españolas la noche del 30 de junio de ese
mismo año. Esta epidemia diezmó alrededor de dos
tercios del ejército mexica unos meses antes del sitio
de Tenochtitlan por los tlaxcaltecas y varios otros
grupos indígenas, junto con un grupo de españoles
en 1519, y de acuerdo con nuevos estudios de historiadores
modernos, como la doctora Elsa Malvido,
fue determinante en la derrota de los aztecas [1].